
¿Eres dueño de un negocio, emprendedor, capitalista de riesgo, fabricante de productos, proveedor de servicios, productor de alimentos, dueño de una fábrica, proveedor, vendedor, inventor, innovador, influencer, líder, maestro, artista, agente de cambio, o incluso consumidor?
Entonces quiero preguntarte: ¿cuál es la naturaleza de tu negocio? ¿Estás vendiendo un servicio que beneficia o perjudica a nuestra especie? ¿Tus productos están ayudando o dañando a la humanidad? ¿La comida, ropa, cosméticos, bebidas, fármacos, dispositivos, u otros artículos de consumo que produces están sanando o perjudicando nuestra salud? ¿Estás haciendo negocios conscientes o al menos consumiendo con suficiente consciencia? ¿Tu negocio está impulsando la historia colectiva de la humanidad o está haciéndola retroceder? ¿Es importante para ti considerar estas preguntas al hacer negocios? ¿Es esto algo que deberías pensar antes de salir al mundo a ganar dinero? ¿De dónde proviene tu dinero realmente? ¿Te importa esto? Debería importarte, sabes, porque dice algo sobre cómo quieres que sea la vida. Verás, estamos creando todo. ¡Todo!
Si no eres parte de la solución, eres parte del problema. Cada elección, cada acción, cada decisión de cada persona está escribiendo la historia colectiva de la humanidad. Por eso surge la pregunta: ¿qué estás eligiendo crear hoy?

❥ Si estás procesando alimentos, ¿te importa verificar si cada ingrediente que usas está creando más enfermedades o ayudando a eliminarlas? Si compras alimentos procesados en los estantes del supermercado, ¿te detienes a leer las etiquetas o al menos te informas sobre los conservantes dañinos antes de una compra?
❥ Si vendes carne, ¿te importa cómo tratas a otras formas de vida? Si consumes animales, ¿compras carne orgánica de pastura de aquellos proveedores que tratan a los animales con humanidad, o siquiera sabes quiénes son esos proveedores?
❥ Si consumes algún medicamento o droga, ¿te tomas la molestia de informarte sobre sus efectos secundarios en tu cuerpo o confías ciegamente en el sistema médico? La mayoría de las veces, estos sistemas no tienen tu bienestar en el corazón; ¡es más, ni siquiera tienen corazón!
❥ Si fabricas cosméticos, ¿impregnas tus productos con químicos tóxicos para aumentar su vida útil, pero no la vida humana? Si compras cosméticos, ¿revisas todos los ingredientes para asegurarte de que no te estás haciendo daño inconscientemente? ¿Eres consciente de lo que esos ingredientes pueden hacerle a tu cuerpo?
❥ Si estás en la industria del entretenimiento, ¿eres consciente del impacto que tus creaciones pueden tener en la mente colectiva, o simplemente haces contenido basura para ganar dinero? Cuando consumes ese tipo de contenido, ¿ejercitas tu discernimiento o buscas entretenerte a cualquier costo?
❥ Si eres dueño de una fábrica, ¿solo te interesa tu propio beneficio o te importa asegurarte de que tus acciones no estén directa o indirectamente vertiendo químicos y toxinas dañinas en el medio ambiente o a los productos que fabricas?
❥ Si estás en la industria del alcohol, ¿te detienes a averiguar si lo que estás distribuyendo está causando daño o sanando a tus consumidores? El alcohol, incluso en pequeñas cantidades, se convierte en acetaldehído, que es un carcinógeno conocido y daña el ADN.
Puedes ser una persona sincera, altamente intelectual e inteligente, haciendo negocios honestos para ganar dinero, manteniendo a tu familia y, al mismo tiempo, ganando millones fabricando bebidas alcohólicas. Estás orgulloso de tus logros y disfrutas de un estilo de vida lujoso. Crees en la pureza de tus productos y los consumes tú mismo para avalar su calidad, por lo tanto, no ves nada malo en hacer ese negocio. ¡Pero incluso una sola copa de licor es una toxina para el cerebro y el hígado, obstaculiza la función metabólica al ralentizar el metabolismo de las grasas (panza cervecera), eleva los niveles de glucosa (diabetes), encoge el cerebro (deterioro de la memoria), arruina la salud intestinal (intestino permeable), interrumpe los ciclos de sueño (insomnio), causa cirrosis hepática, y mucho más! Los estudios que dicen que el vino tinto o una copa de licor al día son buenos para la salud, suelen estar patrocinados por dueños de viñedos y cervecerías. No importa el tipo, el alcohol es pura inflamación. Lo mismo ocurre con los refrescos y bebidas energéticas, que están llenos de calorías vacías y promesas vacías que hacen que el cuerpo se vuelva resistente a la insulina, y los edulcorantes que contienen dañan tu cerebro, corazón, riñones, intestino y salud en general. Puede que la gente consuma por placer, pero dados todos los daños que provocan—sin mencionar los accidentes por conducir ebrio, adicción y los disturbios sociales causados por el consumo descontrolado de tales productos—la pregunta sigue siendo: ¿realmente vale la pena? ¡La humanidad definitivamente tiene formas primitivas de definir lo que es la “diversión”!
Me han ofrecido trabajos muy bien remunerados y apoyo para mi negocio a través de patrocinios de compañías de licores y bebidas; “porque hay muchísimo dinero en eso”, un canadiense una vez intentó convencerme, “¡hará que tu negocio se dispare!” Mi vida habría sido mucho más fácil si hubiera aceptado que esas oportunidades se manifestaran, pero simplemente no podía respaldar productos que no están en consonancia con los valores que mi trabajo representa.

Y el alcohol es solo un ejemplo. Hay millones de productos en el mercado que no deberían existir, que envenenan nuestro sistema y contaminan el planeta, y sin embargo, seguimos fabricándolos y consumiéndolos regularmente, consciente o inconscientemente, para luego gastar millones en el tratamiento de todo tipo de enfermedades y trastornos como consecuencia, mientras las corporaciones élite se benefician del sufrimiento del hombre común. Por eso, en este mundo salvaje donde el pez grande se come al chico, es aún más esencial que transformemos nuestra forma de ser y tomemos nuestro bienestar en nuestras propias manos.
La consciencia lo es todo
Si tu negocio, tu trabajo, tus servicios y productos están mejorando la vida en el planeta de una forma u otra, ¡enhorabuena! Pero si no, quiero que te preguntes: ¿por qué no? No es para juzgar, sino para crear consciencia: ¿Qué legado dejarás a las generaciones futuras?
Toda la travesía de la vida requiere que tomemos decisiones en cada cruce de caminos. Y entonces solo queda una pregunta: ¿Estás tomando decisiones conscientes o inconscientes? Aun así, no siempre es posible tomar cada decisión con plena consciencia, y a veces nuestras elecciones inconscientes nos conducen a más consciencia cuando sufrimos sus dolorosas consecuencias, lo cual está bien, porque así aprendemos, evolucionamos, crecemos, maduramos y nos volvemos más auto-conscientes. Pero, importa al menos intentar tomar nuestras decisiones con la mayor consciencia posible, sopesando sus consecuencias sobre nosotros mismos y los demás, especialmente cuando se trata de nuestros medios de subsistencia, porque al final no hay un “otro”, solo está el Ser. Y a través de nuestras formas inconscientes de ser y de vivir, no estamos dañando a nadie más que a nosotros mismos. ¡Todos somos uno!


Inconsciente vs consciente
Si ves la vida en la Tierra como un viaje aleatorio, caótico, biológico y lineal que comienza con el nacimiento y termina con la muerte, entonces todas tus decisiones serán inconscientes, reaccionando a cada circunstancia externa y definiendo tu identidad según lo que puedas acumular en términos de riqueza, respeto, fama, poder, estatus, comodidad, lujo, etc. En cambio, si percibes la vida como un viaje divino, intencional, eterno y no lineal, sin principio ni fin, entonces tus decisiones serán más deliberadas, alegres, conscientes y con propósito, construyendo tus experiencias internas que afectan directamente la realidad externa, y tus prioridades serán muy distintas de quien vive siempre en modo de supervivencia.
Ahora bien, ¿cómo se ve el modo de supervivencia? Se refleja en cada elección de vida que haces; si tu prioridad es acumular más y más bienes materiales, entonces tratarás de rodearte de toda clase de comodidades y seguridades, porque eso te da la ilusión de poder frente a la adversidad, como si fuera la supervivencia del más apto, del más fuerte, del más rico, y así sucesivamente. Sin embargo, todo eso puede ser arrebatado con un simple soplo del viento. ¿Y entonces qué? ¿Quién eres a pesar de los dados que la vida te lanza? ¿Quién eres sin las riquezas, sin las grandes casas y los coches, sin el círculo de amigos y la imagen social, sin el empleo ni el salario, sin las posesiones físicas y las validaciones externas con las que te has identificado? ¿Puedes responderte eso a ti mismo? Elimina todas las nociones falsas que hayas tenido sobre Quién Eres, ¿sí?
Algunas personas pasan toda su vida acumulando—más lujo, más seguridad, más poder, más estatus, más pseudo vacaciones, más seguidores en redes sociales—y a eso lo llaman éxito, cuando en realidad la vida comienza al final de nuestra zona de confort, en el punto de la incertidumbre y lo desconocido. Se convierten en esclavos de las comodidades sin las cuales ya no pueden vivir, y el resto de su vida lo dedican a mantener esas armaduras de posesión ¡a cualquier precio! Pero, ¿dónde está la emoción en eso? ¿Dónde está la aventura de estar vivo? ¿Dónde está el gozo del desacomodo que reta a la personalidad a evolucionar y expandirse?

Autoexpresión: Si bien las posesiones materiales brindan cierta satisfacción, es posible que tengas el supuesto éxito, estatus y seguridad, y aun así sientas un vacío interior. Porque el verdadero éxito no se mide por las casas que posees, los coches que conduces, las joyas que llevas, las marcas que luces, las etiquetas de diseñador que cargas, las decoraciones interiores que presume tu hogar, ni por todas las propiedades que posees… sí, esos “accesorios” son agradables de tener y disfrutarlos todo lo que quieras, pero recuerda que la vida en la Tierra tiene más significado que simplemente vivir hasta morir. Tiene que ver con la evolución de tu conciencia, la única cosa que puedes llevar al otro lado—no un centavo de tus pertenencias, sino cuánto has realmente vivido, o amado, o servido, o cuidado, o creado, o expresado, o evolucionado, o realizado en una vida… ¡los tesoros del corazón! Lo que un ser puede llegar a ser, debe serlo. En lo más profundo de todo ser vivo yace un anhelo sagrado, un impulso divino de irradiar su verdadera esencia: la autoexpresión. Es una necesidad de convertirse, completa y auténticamente, en todo lo que está destinado a ser, lo que también se llama autorrealización. La vida no se trata solo de lo que llega a ti, sino de lo que fluye a través de ti.
Este tipo de pensamiento puede ser radical, pero también es transformador, porque te exige abandonar tu zona de confort de creencias limitantes; desafía identidades falsas, te empuja hacia lo desconocido, y para alguien arraigado en el mundo material al que se le ha dicho que seguridad es igual a éxito, esto puede sentirse como una amenaza, no una bendición—como abandonar el guion y apartarse del camino aprobado por la sociedad, sacudiendo los cimientos de una vida cuidadosamente construida. Imagina pasar toda tu vida construyendo una personalidad, una carrera exitosa, una posición social determinada, una fachada de fortaleza, solo para que alguien descubra tus miedos ocultos y la grandeza interior que te da miedo reconocer. El reflejo puede ser insoportable: ver tus inseguridades al descubierto de una manera nunca antes vista. Enfrentar esa encrucijada entre lo conocido y lo destinado puede sentirse como una guerra interna entre preservación y transformación. Existe el miedo de que todo lo estable colapse, de que pierdas el control, de que la intensidad de esa vida te consuma por completo, así que haces lo que se siente seguro—te retiras, resistes, rechazas, pero en lo profundo sabes que la seguridad no es paz; ¡es una jaula!
Abundancia, nuestro derecho de nacimiento
La abundancia es nuestro derecho de nacimiento y nadie debería ser privado de la verdadera riqueza. No estamos aquí solo para sobrevivir, sino para prosperar—y no a costa de otros, sino con los otros. Todos deberían prosperar aquí porque los recursos de la Tierra son abundantes y están disponibles para que todos los disfrutemos, no solo una élite. Así que, por supuesto, disfruta de todas las comodidades y lujos materiales que desees, pero nunca te apegues tanto a ellos como para no poder vivir sin ellos y perderte las verdaderas aventuras de la vida que llegan a través de la disposición a estar incómodo.

La abundancia es una frecuencia a la que cualquiera puede acceder—es una mentalidad y puede manifestarse en tu vida de muchas formas; no estás quitándole nada a nadie cuando la abrazas. Cuando las personas persiguen validaciones externas, lo que en realidad buscan es una sensación… la sensación de calidez, consuelo, estabilidad, seguridad, paz, respeto, perfección, plenitud, etc. En lugar de perseguir estas sensaciones afuera, si las cultivan internamente, entonces el mundo entero puede convertirse en su campo de juego de posibilidades. Esta clase de abundancia es inconcebible para la mayoría de las personas, ya que suelen quedar atrapadas en un tipo de estatus social u otro. Y mientras lo primero está impulsado por el miedo, el pánico y la carencia, lo segundo está impulsado por el amor, la expansión y la evolución.
Puedes convertirte en millonario haciendo lo que aporta valor a millones y vivir con propósito, pero si tu dinero se obtiene a costa del bienestar de otros, pregúntate qué podrías hacer diferente para generar más beneficio a través de tu trabajo. Podrías estar generando miles de millones impulsando la expansión de la experiencia humana colectiva mediante nuevas invenciones, innovaciones, creaciones, exploraciones, excavaciones, descubrimientos, tecnologías, entretenimiento que beneficien a nuestra especie… o podrías estar usando tus miles de millones con fines destructivos, de control masivo, juegos de poder, dominación, decepción, manipulación, corrupción, violación, violencia, guerra, abusando de los recursos de forma que nos perjudican, sacrificando tu integridad humana para dejar atrás un mundo más debilitado que antes. Esta es la diferencia entre las decisiones conscientes e inconscientes; unas impulsan la evolución de la humanidad, las otras perpetúan el estancamiento, frenan el crecimiento y carecen de avance o desarrollo real.
Entonces, ¿tu negocio aporta beneficios a la humanidad o agrava los problemas ya existentes, aquellos que tus descendientes padecerán algún día? ¿Y si redefinimos la palabra “rico” como alguien que toma decisiones saludables y conscientes, ya sea en su vida profesional o personal?
Los sistemas sociales
Crecemos en sociedades que no priorizan nuestro bienestar. Nuestro sistema educativo, por ejemplo, no nos convierte en pensadores sino en trabajadores. La mayoría de nuestras instituciones escolares están estructuradas para que obedezcamos a las autoridades, sigamos reglas, memoricemos pero no pensemos, y nos prepara para trabajar en empleos de 9 a 5 para corporaciones élite. Por eso estudiamos materias mundanas en la escuela, con poca aplicación práctica en la vida real, en lugar de aprender pensamiento crítico, resolución de problemas, vida significativa, negocios sostenibles, relaciones conscientes, inteligencia emocional, autoconocimiento, resolución pacífica de conflictos, intuición corporal, etc. Observa nuestras escuelas: pasamos en ellas los años más formativos de nuestra vida, los cuales prácticamente establecen el patrón de cómo será nuestra vida adulta. Son como fábricas que producen trabajadores, que trabajan hasta enfermar, y entonces deben recurrir a medicamentos farmacéuticos para seguir vivos, enriqueciendo sin fin a las industrias farmacéuticas, alejando a las personas de la sanación natural y llevándolas hacia un modelo de cuidado médico dependiente de químicos.

Lo que la sociedad valora en nosotros es, en muchos casos, lo que nos enferma o nos mata. La industria farmacéutica, que genera miles de millones, tiene interés en mantenernos enfermos. La industria alimentaria, que genera billones, tiene interés en sabotear nuestra salud y nuestras hormonas. La sociedad capitalista prospera manteniéndonos emocionalmente aislados y mentalmente atrofiados a través de todo tipo de entretenimiento dañino. Estos sistemas no son más que un monopolio para que los élites sigan enriqueciéndose. Y somos vulnerables ante ellos. Las personas sanas no son rentables para la economía. Sin embargo, también está en nuestras manos—tuyas y mías—cambiar estos sistemas.
¿Y cómo lo hacemos? Diciendo “no”. No a esa comida rápida tóxica que no es comida sino basura, no al plástico y sus derivados, no a los cosméticos químicos, no a las telas y tintes sintéticos que filtran microplásticos en nuestro cuerpo y el medioambiente, no a las drogas, etc. Mira a tu alrededor: casi todo está envenenado… la carne que comemos está inyectada con hormonas y carcinógenos, el agua tiene flúor y metales pesados, lo que se rocía en el cielo, la tierra donde crecen nuestros alimentos está contaminada con herbicidas y pesticidas, las emisiones constantes de frecuencias electromagnéticas de dispositivos por todas partes… ¿Crees que el cáncer es solo una parte del envejecimiento? ¡No lo es! La gente se enferma tanto porque hay veneno en el aire que respiramos, el agua que bebemos, la comida que ingerimos, el suelo que pisamos, ¡y todo eso lo hemos creado nosotros!

Somos los creadores de esta realidad consensuada, de esta matriz. Por lo tanto, también podemos cambiarla. Podemos reprogramarnos para crear un nuevo legado. Podemos decidir que ya no queremos nada de eso; que no queremos químicos en el agua, que no queremos comer alimentos genéticamente modificados, que no queremos aplicarnos cremas tóxicas en la piel ni hacer del sol—que sostiene toda la vida—un enemigo. Cuando suficientes personas despierten y dejen de consumir estos productos y servicios dañinos, dejarán de fabricarlos. Por eso es tan importante, hoy más que nunca, despertar a nosotros mismos y elegir distinto de ahora en adelante: decir “sí” a los alimentos orgánicos, métodos naturales de sanación, aceites esenciales y hierbas, entretenimiento saludable y conexión humana real, agricultura regenerativa, agua limpia, aire puro, para que podamos entrar en un nuevo mundo de salud, abundancia y armonía para todos. Creamos esa nueva matriz juntos—primero en nuestra conciencia, luego en nuestra realidad. Esa es la verdadera prosperidad.
La realidad es la conciencia proyectada hacia afuera. Todo es un reflejo del grado de evolución de nuestra conciencia, ya sea a nivel individual o colectivo: el estado actual del mundo, las deciciones que tomamos, lo que consumimos o hacemos por diversión, el control y la subyugación masiva, las epidemias y enfermedades, y así sucesivamente. ¿Has notado cómo hoy más jóvenes están abandonando los sistemas convencionales, tomando caminos diferentes, creando e incluso prosperando en sus propios emprendimientos? Son los rebeldes, inadaptados, artistas, almas estelares, trovadores y personas “raras” quienes nos muestran otra manera de vivir y ver el mundo.
Conexión con el universo
El mundo está como está hoy porque la mayoría de las personas en el poder han perdido su conexión con el universo más grande. No ven el panorama mayor, el gran tapiz que la historia humana está pintando en la Tierra desde hace miles de años para abrir paso a las futuras generaciones y a la evolución de nuestra conciencia. La matriz mantiene dormida a la humanidad. A través de capas y capas de distorsión de este mundo físico 3D de contrastes, han olvidado quiénes son realmente y a qué vinieron aquí: a re-membrar su divinidad. Y así, para sentirse seguros y poderosos, creen que quitar poder a otros aumentará el suyo, por eso tratan de controlar y manipular de todas las formas posibles. Sin embargo, ocurre justo lo contrario. Viven en un estado perpetuo de miedo, intentando constantemente dominar a los demás para ocultar sus propias inseguridades, pero en el proceso se sienten cada vez menos seguros de sí mismos, porque pierden conexión con su verdadera esencia: el amor y la libertad. Porque no han pasado tiempo consigo mismos para procesar sus miedos inconscientes y sentirse seguros en su propia presencia. Ellos tienen tanto miedo de sí mismos, están tan desconectados de su mundo interior, tan desvinculados de sus emociones reales—descuidadas durante tanto tiempo, perdidos en roles y expectativas que no reflejan la verdad de lo que son, viviendo en desacuerdo con el propósito de su alma, que se vuelven insensibles no solo con los demás, sino también con sus propios sentimientos. Es trauma haciéndose pasar por poder, logro nacido del autoabandono.

La sombra colectiva: A lo largo de la historia, esta dinámica ha sido evidente: figuras carismáticas han llevado a las sociedades al conflicto o la opresión al explotar miedos y resentimientos colectivos. Líderes que no han confrontado su propia sombra manipulan la sombra colectiva para lograr sus agendas personales. Al avivar el miedo, los prejuicios y el odio, explotan impulsos inconscientes de control y poder. Este es el peligro de la sombra colectiva, que puede abrumar la razón y la moral. Para evitar esto, uno debe cultivar autoconciencia y coraje moral. Cuando suficientes individuos asumen la responsabilidad de transmutar su sombra interior, el poder de la oscuridad colectiva disminuye. Por lo general, cuando alguien gana poder sobre los demás, el ego se tienta a ignorar la sombra. Sin embargo, ignorarla solo la fortalece bajo la superficie, lista para estallar en cualquier momento. La verdadera fuerza proviene de integrar la sombra y comprender que el poder debe equilibrarse con responsabilidad y rendición de cuentas. El dolor es información y debe sentirse sin identificarse con él. Emociones difíciles como odio, resentimiento, decepción, traición, vergüenza, ira, angustia, agonía, ansiedad, duelo, celos, amargura, indignidad, insuficiencia, etc. deben ser observadas dentro de uno mismo sin juicio, y luego canalizadas en energía creativa para equilibrar la luz y la oscuridad. Así puede alcanzarse la totalidad, integrando esos aspectos fracturados de uno mismo. El trabajo de sombra, en resumen, es aceptación radical de uno mismo.
Estamos criando sociedades enfermas porque nuestras heridas no resueltas generan todo tipo de pensamientos destructivos que, a su vez, se reflejan en el mundo exterior a través de fragmentación y disfunción. Nada—ninguna experiencia—proviene del exterior. Todo surge del interior. Todos estamos guiados en nuestro camino de destino; cuando permanecemos conectados con nuestro mundo interior, perdemos el miedo porque sentimos esa guía en nuestras imaginaciones intuitivas. Para sentirnos verdaderamente seguros y poderosos, debemos conectarnos con el universo que reside dentro de cada uno de nosotros y que revela el camino del corazón mediante señales y sincronicidades, mientras nuestra brújula interna toma el control del mapa externo. Una vez que accedemos a ese estado de conciencia, nuestros valores se agudizan y se afinan para sostener a toda la humanidad y su historia colectiva en nuestro seno.

Añade significado a tu trabajo
Puede que seas banquero, abogado, ingeniero, médico, comerciante, corredor, educador, creador de contenido o cineasta—da igual a qué te dediques, lo que realmente importa es si puedes añadir valor a tu trabajo de forma que eleve a otros y a ti. Todo servicio auténtico es simbiótico, es decir, mutuamente beneficioso. Puedes lanzar algo creativo, intuitivo y guiado por el alma que provenga de la autenticidad y un sentido de propósito, y que se sienta profundamente gratificante y en alineación con tu verdad. Ralph Waldo Emerson enfatizó la idea de que una vida con sentido e impacto es más valiosa que una vida centrada únicamente en la felicidad.
El propósito de la vida no es la felicidad, sino el sentido.
Misión y significado: Gana dinero y haz también de tu misión el aportar significado a la humanidad, para que tus días y noches estén llenos de satisfacción y visión interior. No estoy diciendo que abandones todo, te conviertas en mártir y salgas a salvar el mundo. ¡No, para nada! Lo que quiero decir es que, en tu propio mundo, en tu espacio individual, puedes incorporar más consciencia a lo que haces, añadir más atención a tus elecciones diarias tanto en lo profesional como en lo personal, como creador y como consumidor. Cuando ves tu trabajo como algo sagrado que viniste a hacer para aportar al relato colectivo humano del que eres parte, tu negocio y tu corazón florecerán. Recuerda, estás en el mundo, pero no eres de él.
Conclusión: Sube la montaña
En resumen, si tu negocio está avanzando, beneficiando, mejorando, educando, elevando, empoderando, enriqueciendo, iluminando, alimentando, impulsando, sanando, ayudando, inspirando, amando, motivando, nutriendo, cuidando, sirviendo, apoyando, enseñando, formando o elevando a otros y a ti mismo de alguna manera, ¡entonces genial! Si no, te invito a repensar tus estrategias—sobre todo si estás en una posición en la que puedes hacer cambios y no estás simplemente sobreviviendo al día a día. Construye un legado, no solo una vida.
Y por último, no hagas las cosas porque sean fáciles. Hazlas porque son difíciles, porque puedes fracasar en el intento y aun así sentirte orgulloso. Escala una montaña o realiza una gira mundial y alójate con gente local. Sigue a tu corazón y a tus sueños. ¿No tienes un sueño? Entonces crea uno. ¿Es lo suficientemente salvaje, lo suficientemente grandioso como para contener tu alma? ¡Ve a la Antártida a buscar extraterrestres! Haz cosas que despierten tu imaginación, que jueguen con tus ilusiones y unicornios simplemente por el placer de hacerlo. Persigue tus sueños locos, incluso si parecen ilusorios o inalcanzables. Eso es lo que hace que la realidad sea tan mágica. Y, al final, habrás comprendido por qué estás aquí. Todo lo demás es solo palabrería y sin sentido.
Como dice NDW, el problema no es el dinero; el verdadero reto es tener el coraje de ofrecer tu don más elevado. A Dios no le importa tu éxito mundano. Solo a ti te importa. No hay seguridad alguna en hacer algo para ganarte la vida si, al hacerlo, estás muriendo por dentro. Eso es cuidar del cuerpo a costa del alma. Y un alma marchita no puede sino producir un cuerpo marchito. Así que no creas que te estás “cuidando” cuando matas tu espíritu para mantener tu cuerpo con vida. ¿Hasta cuándo vas a posponer eso que te mueres por hacer?

Y mientras haces el negocio de vivir, haz una pausa y disfruta del arte, porque es una expresión del corazón. Mejor aún, procura crear arte en todo lo que haces. Y tu tiempo en la tierra estará abundantemente bendecido—rico en color y creatividad.
Una paradoja: Salir de la matrix

Aquí va un truco: No siempre es posible vigilar cada elección, cada decisión, cada acción, todo lo que consumes… y, definitivamente, no deberías comer ni beber nada con miedo o culpa. ¡La rigidez mata! Así que, incluso si de vez en cuando te das un gusto con esa comida chatarra, o cualquier otra comida, bendícela: espolvoréala con polvo cósmico que emana de tus dedos para impregnarla de salud, vitalidad, belleza, inteligencia, superpoder o lo más que desees; imagina una luz dorada descendiendo del cielo y penetrando en tu comida con amor y panacea—sé creativo con tus imaginaciones—y luego cómela con alegría y sin culpa, creyendo que solo hará bien a tu cuerpo al haber sido energizada con esencia divina. No puedes estar en resistencia a lo que comes, bebes, piensas, dices o haces. Y eso debería bastar, porque al final, seguimos creando con nuestras creencias, que existen en nuestra maravillosa imaginación humana—nuestro código fuente y poder divino. Así es como se juega con las energías de la creación.
Puedes usar tu imaginación para reescribir la realidad física existente, saltar cuánticamente a líneas de tiempo paralelas y posibilidades alternativas, y a medida que la realidad comienza a cambiar para ti—la enfermedad desaparece, el desorden se disuelve, el daño se sana, la defensa se derrite, la disfunción se transforma, la muerte se trasciende y… ¡ta-da! Lo que asumes con persistencia en tu imaginación, con una fe inquebrantable, se convierte en real para ti. Por eso funcionan las oraciones y los placebos. Nuestro sistema inmunológico no es un protector, sino un confirmador de nuestra conciencia; una conciencia empoderada produce un sistema inmunológico empoderado, y viceversa. Así es como muchos fumadores, bebedores empedernidos y personas con estilos de vida poco saludables aun así mantienen buena salud y claridad mental. Y así también muchos escapan de los horrores de los sistemas educativos y médicos, logrando salir de la matrix de la realidad consensuada pensando fuera de la caja, estando en el mundo pero sin conformarse a sus reglas. Todo esto es una ilusión, esta tercera densidad de dualidad. Pero si caes en la duda, el miedo o el resentimiento, eso causará estragos en tu propia matrix de realidad. ¡Los iguales se atraen—el miedo atrae miedo, el amor atrae amor! Aun así, eso no significa que debamos abusar de nuestras opciones y recursos, o excedernos con los alimentos procesados, lo cual nos devuelve al punto de partida de esta composición. El círculo se completa. Las polaridades se unen. Dejo en reposo mis reflexiones de fin de año. Mantente sano, mantente a salvo… ¡feliz año nuevo!

P.D. Sé que tú, el lector, no eres de los que crean patrones destructivos, sino de quienes buscan sanación y transformación. Y con razón, porque está en tus manos cambiar esta matriz de realidad, tomando decisiones empoderadas y actuando con inspiración. Cuando suficientes personas hagan eso, la realidad colectiva en la Tierra cambiará inevitablemente. Porque quienes ostentan el poder y abusan de su autoridad no se molestarán en leer un artículo como este ni les interesa el tipo de cambio que derribará su statu quo.
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➡️ Elementos clave de este artículo:
- Cómo tus decisiones empresariales impactan a la humanidad
- Toma decisiones éticas para un nuevo mundo mejor
- Transforma tu negocio con elecciones conscientes
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